Al pedazo más grande del soldado Quiroga, le quedaba un trago de vida. Los jirones de cuerpo temblaban unidos por los escalofríos. El dolor le tenía consciente, el miedo remplazaba a la sangre y la fiebre le nublaba la vista.
Olía a pólvora y carne quemada.
Los recuerdos aparecieron. Su madre tejiendo en la mecedora, las lágrimas en los baños, enrolarse en el ejército.
Sara montando la bicicleta, el día que huyó del pueblo, el primer compañero muerto.
Dorotea paseando, la vida sin un céntimo, los combates.
Un tableteo de ametralladoras, asustó a la mayor parte del soldado ahogándolo al respirar. Le faltaron las piernas, le fallaron los brazos. Se le escurrieron las tripas. Quemaba más el calor que la fiebre.
El mediodía entro en sus ojos haciendo girar a la memoria. Enrolarse en el ejercito, Dorotea paseando, las lagrimas en los baños.
El primer compañero muerto, la vida sin un céntimo, su madre tejiendo en la mecedora.
Los combates, el día que huyó del pueblo, Sara montando la bicicleta.
Vomitó la vida que lo atragantaba. El dolor desapareció. Los recuerdos explotaron.